sábado, 14 de mayo de 2016

Jerez en estado puro


Si queremos hablar de cante jerezano hay que detenerse en los Moneo, Los Carpio, Los Rubichi, Los Chalaos, Los Agujetas… pero hay que hacer irremediablemente una parada en José Carpio Fernández Mijita, joven cantaor de La Plazuela que ayer dejó claro en las tablas de Murcia Flamenca qué es Jerez y el cante flamenco. Vino acompañado de la guitarra de José Gálvez otro jerezano de pro, éste del barrio de Santiago, que con su toque rítmico, enérgico, y directo supo darle a Mijita el apoyo perfecto para su cante recortado y pausado, marca de la casa, que distingue la escuela de cante jerezano. José Mijita cuenta con cinco generaciones de artistas en sus venas y eso se nota en su forma de cantar tan sentida, tan dolida y tan directa. Podríamos decir que su cante es directamente “queja”, que brota pura de su garganta para pellizcarte el alma y hacerte sufrir un poquito con su cante, ese grito profundo y roto que nos llena de desolación. Pero Mijita también tiene sitio para la alegría, ya que no todo su cante es pena y soledad, y reparte iguales dosis de desparpajo, echándose una pataíta si hace falta, y destilando buenos tercios festeros. 

Comenzó el recital con unas alegrías donde desde el primer tercio salió valiente, con letras alusivas a los distintos barrios jerezanos, con mención especial a La Plazuela y cantaores como Mojama y Manuel Torres. Por soleá nos terminó de templar a todos, con un cante parado, donde respira a su gusto, haciendo Gálvez las pausas y cortes que son menester en esta forma de cantar la soleá en Jerez. Usa Mijita letras alusivas a temas familiares, lo que convierte a su cante en algo muy cercano. Si ya la soleá nos dejó tocados, cuando llegaron las seguiriyas se nos partió el alma del todo, toda una lección de cante, dramatismo y profundidad, Jerez en estado puro. Cambió de tercio con unos fandangos imponentes y directos, la última letra sin micro, en pie, nos dejó escuchar la gran potencia y el magnífico metal de su voz. Por Tangos fue poco a poco recuperando el tono festivo, con el que llegamos al cierre por bulerías de Jerez, que fue de lo mejor de la noche, con una larga tanda de letras, todas de pie, ya sin micro ninguno de los dos, pataíta incluida. Tremendo.

Poco público en la peña, unas 50 personas, en una noche complicada por la oferta musical del Festival de las tres culturas. Pero también ganamos en intimidad y cercanía. Son esas noches entrañables donde no se escucha ni un solo ruido, donde todo el mundo está atento, sin pestañear, por miedo a perderse algo importante. Ya avisé de que sería una gran noche la del viernes…


Guillermo Castro

domingo, 1 de mayo de 2016

Murcia Flamenca tiembla con David Pérez


Hay actuaciones que no te las puedes perder. El pasado viernes fue uno de esos días en los que, si no estás, difícilmente podremos describirte lo vivido en las tablas de Murcia Flamenca; aunque lo intentaremos. David Pérez (desplante minero 2004) vino para hacernos temblar, y vaya si lo hizo. 

Liam, guitarrista ya conocido por nosotros, se encargó de abrir el espectáculo con un solo por granaínas donde la modernidad y las armonías sugerentes y abiertas fueron la tónica, alejándose del lenguaje tradicional habitual en este palo. Edu Hidalgo, por alegrías, nos trajo los ecos de Cádiz y Chano Lobato, una de las palpables influencias en su cante. Ambos se compenetran muy bien y consiguen enganchar rápidamente al público, el cual estaba ya expectante para presenciar el primer baile de David: un martinete. Bastón en mano, David sube al escenario decidido a hacernos entender lo que es el baile flamenco: energía, pasión, dolor, sudor, sutileza. Como un potro rabioso hace su juego de compás y bastón, con taconeos frenéticos, redobles bien medidos y un compás envidiable. Pero también se para, deja el bastón y se mima; se posa y se luce con su juego de brazos, manos, su perfecta línea de hombros, cintura y pies. Pasa del blanco al negro sin ningún tipo de fisura, todo movimiento está perfectamente hilado, cada giro es una ola que va y viene, cada pito es un chasquido que se te clava y te lleva con él. La coreografía del bailarín Antonio pasa por el cuerpo de David, quien enriquece el baile de aquel genio sevillano, haciéndolo suyo y desgranando maestría y personalidad, continuando por seguiriyas, con Edu dándolo todo en el cambio de Manuel Molina y Liam a la zaga. Grandísima ovación de los asistentes con largo y sentido aplauso. 

Soleares en diferentes estilos sirvieron para recuperar el aliento perdido en el baile, donde Edu se explayó a gusto, meciendo el compás y jugando con las melodías y con los ritmos del toque de Liam. Llega de nuevo el turno del baile, con un taranto presagiado por un imponente silencio en toda sala. David impone su magisterio en este palo flamenco, con su imponente figura, su presencia, su rostro, su perfecta colocación, su compás y su energía. Es incluso capaz de ponerle gracia al taranto, baile dramático en su concepción, con sus guiños y juego de manos, cerrando por tangos, donde su chaleco sirvió de capote, realizando unas bellas torerías. Terminó su baile girando su cuerpo a la vez que de nuevo volvía a ponerse el chaleco, toda una virguería flamenca. Magistral. Doble ovación del respetable en aplausos y vítores. 

En el fin de fiesta subió nuestra amiga Rocío La Pequeña, a darse una pataíta por bulerías con David, su maestro actual de baile, quien la prepara en Sevilla para ser bailaora; apunta maneras La Pequeña. Volvió el público a ovacionar a los artistas con uno de los aplausos más largos y sonoros que hemos escuchado en nuestra peña. Todavía resuena el eco de David en las tablas. Gran noche para la peña de Murcia Flamenca en La Puerta Falsa el pasado viernes 29 de abril, mes que supone el 4º Aniversario de esta Asociación de Arte Flamenco, que se mantiene fresca y joven a pesar de las dificultades con las que se encuentra y lidia en su andadura. Seguimos.


Guillermo Castro